Por medio de un proceso de unblackboxing en el aparato laberíntico de Santa Mònica (la descajanegrización insinuada por Bruno Latour), Black Tulip se encarga de poner en primer plano las operaciones intestinas de la institución, todos aquellos condicionantes y determinaciones infraestructurales que a menudo se esconden al público. El dispositivo propuesto por Black Tulip modula, a la vez, la totalidad del ciclo Red zande: se trata de una arquitectura que hereda componentes del pasado expositivo del centro, y a la vez anticipa los usos que requerirán los artistas, mediadores y públicos que participen a lo largo del año.
La infraestructura que propone Black Tulip quiere hacer reflexivo el propio espacio del Arts Santa Mònica como espacio de posibilidad, desde el cual se facilitan y a la vez se determinan una serie de relaciones entre procesos artísticos y relaciones sociales.
Black Tulip es una máscara compartida para evitar la trampa de la identidad y favorecer el trabajo colaborativo. Renunciando a la jerarquía de nombres y apellidos, Black Tulip opera como un agregado sin partes protagonistas.